El Sueño de Morfeo

Estos últimos meses he observado con asombro lo frágil que puede ser en ocasiones el ser humano cuando el miedo y la tristeza se han apoderado de su corazón. Estoy segura que mucho os vais a sentir reflejados en todo lo que intento transmitir a través de las palabras, para liberar mi corazón y dar rienda suelta a mis sentimientos más profundos.

Es sorprendente como algunos prefieren la vida a toda costa, que la propia libertad. Sorprendente para mi ¡claro!,porque a otros lo que les sorprende es que yo prefiera una y mil veces la libertad por encima de todo. No tengo miedo a la vida y a lo que estar viva conlleva, nunca lo he tenido y nada ni nadie harán que surja ese sentimiento dentro de mí.

Con esto no quiero decir que las personas que tienen miedo estén equivocadas, o que yo sea un estandarte de la verdad. No es esa mi intención. A lo que me refiero es que no puedo ir en contra de lo que soy y de lo que siento, y que por mas meses que pasen, incluso si pasara toda una vida, me seguiría impresionando salir a la calle y ver el miedo en los ojos de las personas, los labios que besan tapados y los abrazos prohibidos.

Llevamos años sabiendo que algo muy fuerte sucedería en algún momento, para que pudiéramos ser fuentes de conciencia absoluta y que en un destello como el que yo tuve, supiéramos que era ya el momento de decir ¡basta! No quiero más de esto, no quiero participar en un mundo que me excluye, y que no da cabida a la libre expresión de nuestros mas profundos anhelos.

Decía Nelson Mandela que la muerte es algo inevitable. Cuando un hombre ha hecho lo que él considera como su deber para con su pueblo y su país, puede descansar en paz. Creo que he hecho ese esfuerzo y que, por lo tanto, dormiré para la eternidad.

El sentido del deber es algo que no se puede enseñar, es una fuerza que todos llevamos dentro y que irremediablemente sale cuando tiene que hacerlo. El sentido del deber que me ronda en estos últimos meses es hacer por mi pueblo lo único que sé hacer, lo único que siempre he hecho, Amar con mayúsculas y amar sin juicio cuando de forma natural ese juicio desaparece.

Pasé de la ira a la compasión y en esa compasión se que todos estamos desempeñando el papel que nos corresponde. En esta ocasión me ha tocado estar en la resistencia, lo que a veces como sabía Neo, es mucho mas duro que haberse tomado la pastilla azul: “La píldora azul le permitirá olvidar lo sucedido y permanecer en la realidad virtual de Matrix, mientras que la roja lo liberará de ella y lo conducirá al mundo real”. En un momento de mi vida, hace ya muchos años la existencia me dio a elegir entre permanecer en una realidad virtual o liberarme y ver el mundo tal y como es. Bueno…supongo que ya sabéis lo que elegí, aunque como Cifra, el personaje arrepentido de la película, muchas personas han buscado la verdad y al conocerla , deciden que prefieren volver al mundo irreal, al mundo de fantasía e ignorar la realidad.

La verdad es que no os voy a negar que es una elección muy sugerente y tentadora, pero me temo que son ya muchas las vidas que esta humilde alma ha encarnado en un cuerpo y si os digo la verdad, este tema de la manipulación y el control ya me aburre. Mi corazón late por vivir amando lo que hago, elegir lo que realmente disfruto al margen de una sociedad que insiste en que no soy la dueña de mis actos, ni de mi propia vida. No estoy de acuerdo, me niego y desobedezco, pero a su vez acepto y entendiendo la libre elección que ejerce cada ser humano sobre su existencia y su destino.

Me desperté del sueño de Morfeo señores, no contéis conmigo para seguir sosteniendo toda esta locura. Demasiadas vidas durmiendo…¡ES HORA DE DESPERTAR!

 

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