El poder de los detalles

Llevo ya tiempo posponiendo esta pequeña historia que hoy os presento. Para muchos a lo mejor no significa demasiado, pero la realidad es que para las personas que forman parte de esta historia sí que lo hace, incluyéndome yo misma.

Desde hace mucho ya, solemos enviar paquetes con los pedidos de tinturas madre, de mi libro, o de alguna pomada. Para ello, necesitamos pequeñas cajas que nos aseguren que todos nuestros envíos llegan a su destino sanos y salvos. cada vez que dispongo de un poco de tiempo me dedico a ir a buscar estas cajitas. son cajas especiales para cada una de las personas que las reciben, y lo digo porque recibo a diario mensajes de estas personas comunicándome cuanta ilusión les ha hecho recibir por correo su pedido en estas cajitas “tan mágicas”. hay personas incluso que me dicen que esperan a ver que cajita les llega esta vez. de alguna manera se ha convertido en un precioso fenómeno de enviar todo mi amor a través de ellas.

Cuando comenzamos a mandarlas recuerdo que David les colocaba las etiquetas con la dirección arriba y yo continuamente le pedía que no lo hiciera, a lo que me decía que así estaba bien y que era simplemente un envoltorio. Pero un día nos reímos muchísimo, porque él mismo recibió su mensaje, de que lo que yo le pedía tenía su importancia. Cuando llevó los pedidos a la agencia de transporte con la que trabajamos, Carmen (la dueña) le comentó a David que que bonitas eran las cajas que siempre enviábamos y que día tras día esperaba a ver que cajitas nuevas llegaban. Realmente nos sorprendió que para una persona que pasa la vida enviando paquetes, estos detalles llamaran su atención.

A partir de ese día David no volvió a poner las etiquetas arriba :); y casi día sí día no, hasta hoy, nos llegan mensajes de las personas que la reciben dándonos las gracias por el amor que emiten nuestros envoltorios. En cierta ocasión una persona me dijo que la caja que le había enviado era igual que la de la colección de cajas que hacia su hija. esto me llamó mucho la atención, porque tenía varias para elegir, pero elegí justo esa. Su hija estaba feliz porque el tamaño era justo el que le faltaba.

Así año tras año hemos ido recibiendo estos mensajes. Ayer el último decía “Hola Elena, he recibido ya el paquete y acabo de abrirlo ahora. Bueno…¡Cuánto cariño se nota en el embalaje, en la preparación del paquete! me ha encantado. ya la otra vez me encantó la cajita donde veían los botecitos. Y ahora me ha hecho una ilusión volver a recibirla…preciosa. pero el detalle de los piececitos y del corazón… Muchísimas gracias. Me has alegrado el día.”

Bueno, solo os cuento todo lo anterior para que no menospreciemos el poder de los detalles. Algo que para muchos puede ser tan insignificante como una caja, puede tener un tremendo poder de evocar nuestra mas tierna infancia, la ilusión de recibir algo hermoso y sin ningún valor material, pero con un infinito valor sentimental. A veces siento, que como adultos hemos olvidado la capacidad de asombrarnos y que ya solo damos valor al contenido. pero os aseguro que para muchas personas que reciben estas cajitas mágicas, la mayoría de las veces es más importante el continente que el contenido.

os animo a que alegréis el día a muchas de las personas que tenéis a vuestro alrededor, no solo con una cajita, sino buscando la manera de que reciban algo que a lo mejor llevan toda su vida esperando y aún no lo han recibido. para eso hay que indagar, observar y escuchar. la mayoría de nosotros tenemos deseos muy sencillos de cumplir. Y por supuesto os invito también a que esos pequeños detalles os los hagáis a vosotros mismos, así como que expreséis a los demás vuestros mas profundos anhelos. Os sorprenderá ver que todos los seres humanos estamos deseando hacer feliz a las personas que tenemos más cerca.

Que tengáis todos un feliz y mágico día.

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