Nadie necesita ser salvado

Nadie necesita ser salvado

Las personas no tienen que ser salvadas o rescatadas por otras personas o por sus terapeutas. La función del terapeuta es la de acompañar y enseñar desde su propia experiencia, no la de salvar. A partir de ahí, es cada persona la que se salva a si misma. Como terapeutas somos catalizadores de la sanación, pero no sanamos a nadie.

Llevo muchos años haciendo terapias y en los comienzos de mis andaduras terapeuticas, sí creía que yo era la responsable de la sanación de las personas que llegaban hasta mi, y ciertamente ponía mucho empeño en ello. En una ocasión alguien me dijo “No te preocupes Elena, cuando lo necesite iré a verte” . Esta frase produjo un fuerte impacto en mí, porque solo entonces me di cuenta de que era yo la que estaba preocupada y no ella. Esto me hizo cambiar profundamente mi percepción de la sanación y de donde provenían mis sanaciones. Y de donde venían, era de mi necesidad de ver a esas personas curadas.

Era por entonces que llegaron las enseñanzas de Shamballa a mi vida y gracias a ellas pude comprender los mecanismos de la sanación y del acompañamiento y servicio del terapeuta para con su paciente. En mi experiencia las sanaciones mas profundas y conmovedoras que he vivido de personas que llegaron a mi, han sido aquellas en las que no he interferido en absoluto en su proceso. No he buscado su salvación, ni rescatarlos de sus circunstancias de vida o de su dolor.

Lo que si he hecho, es tomar cada vez más conciencia de la función que como terapeuta del espíritu desarrollo. Ahora centro toda la atención en mí, en sentirme en coherencia y equilibrio antes de comenzar mi trabajo. En sentir mi conexión con la Tierra y con Dios Padre/Madre y en permitir que la energía del AMOR SIN CONDICIONES fluya libremente a través de mis manos y mi corazón. Y mi única intención durante la sesión terapéutica es mantenerme enfocada y conectada en el aquí y el ahora, en el momento presente.

En mi recorrido he conocido muchas personas que se dedican a la sanación, incluyéndome a mi misma que conocían muchas técnicas y algunas de ellas muy efectivas y gratificantes, pero nadie nos enseño nunca como terapeutas a estar presentes y a vibrar en el no juicio mientras trabajamos.

Para mi francamente ha sido una liberación encontrar esta forma de empoderar a los demás. Porque cuando tú, como terapeuta te pones a un lado, es cuando la persona se permite SER en toda su amplitud y es en esos momentos cuando suceden los milagros y las sanaciones que la ciencia no puede explicar.

Es lo que vino a contarnos nuestro amado Jesús. Él no sanaba. Él mantenía una frecuencia profundamente elevada, la frecuencia del AMOR SIN CONDICIONES. Y este amor no puede por más que empoderarnos y sanarnos a los niveles mas profundos del alma. “Por tu fe te has sanado” decía.

AMAR SIN CONDICIONES es permitir al otro mostrarse tal y como es y que mientras lo hace nos mantengamos Presentes, en el aquí y en el ahora, en el único momento en el que la mente no existe y se trasciende la dualidad, para dar paso a la experiencia de la UNIDAD y de la PERFECCIÓN DIVINA. Después de todo esto y a su debido tiempo, germinará la semilla que se ha plantado. Solo es cuestión de tiempo y de que se den las condiciones apropiadas en nuestra experiencia.

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