Artículo de la revista Universo Holístico Enero’20 sobre la REFLEXOLOGÍA CONSCIENTE

Hablar de Reflexología Consciente es hablar de nuevo enfoque holístico en el plano de las terapias complementarias. Durante años he utilizado en mi consulta la reflexología podal energética e impartido talleres anuales de esta formación. A lo largo de todo este tiempo, me he dedicado a profundizar tanto en mis conocimientos de la técnica como en la forma de abordar la terapia para que el paciente que se tumba en la camilla y nos ofreces sus pies, participe activamente de su propio proceso curativo y se abra a experimentar los procesos mentales, físicos o emocionales que se quedaron como una huella en el cuerpo, por no saber gestionarlos en el momento en el que fueron vividos.

En muchas ocasiones la persona que solicita una sesión de Reflexología Consciente no sabe muy bien la forma en la que se desarrolla este método. En primer lugar manteniendo una conversación con nuestro paciente le pedimos que tome conciencia de su cuerpo físico y que nos comuniquen cualquier molestia reciente o de larga duración que estén padeciendo. Por lo general hay una o dos zonas del cuerpo que son las que requieren más de nuestra atención para que comencemos a trabajar en ellas. En otras ocasiones la dolencia ha estado tanto tiempo alojada en el cuerpo que ni siquiera somos conscientes de tenerla.Es como si la hubiéramos integrado como parte de nuestra vida y nos hayamos resignado a padecerla, creyendo que es una condición que no puede ser solucionada por ninguna de las vías que hemos probado.

Después de hacer una especie de escáner mental del cuerpo físico, preguntamos a nuestro paciente como se encuentra en el plano emocional, y posteriormente indagamos sobre la actividad de su mente.Una vez tenemos todos estos datos, comenzamos el calentamiento que es íntegramente energético pero a través del estímulo físico. Esta acción nos permitirá preparar los tejidos y los órganos reflejos para más adelante comenzar nuestro trabajo con precisión y profundidad.

A continuación el sistema nervioso y la columna seguirán abriéndonos paso, para llegar a percibir con mayor claridad en qué partes del cuerpo se han alojado todas esas emociones o sentimientos que no se pudieron o no se supieron gestionar en el momento que fueron experimentados. La zona de la médula a nivel reflejo nos aporta una información increíblemente detallada de como se encuentran todos los sistemas, es decir, su trabajo es un elemento indispensable para comprobar que la información aportada por el paciente es la correcta y para que se nos revele la otra información, más importante que la anterior si cabe, que permanece enterrada en lo más profundo del inconsciente.

Los pies son un excelente método de diagnóstico, y según toda las experiencias empíricas que he tenido durante años, he podido observar una y otra vez que cualquier dolencia alojada en el cuerpo siempre encuentra su correspondencia refleja en la zona del pie donde se sitúa.

Una vez terminados los pasos anteriores comienza en realidad la parte esencial de este método, que es pedir a la persona que esté muy presente en su cuerpo, en sus sensaciones físicas, en cualquier imagen mental o recuerdo del pasado, en cualquier emoción o sentimiento que pueda surgir cuando estamos estimulando las zonas de dolor o de bloqueos.

En muchos casos la respuesta no se hace esperar y la persona comienza a recordar algún episodio de su vida, básicamente del periodo de la infancia, en la que va describiendo una situación vivida que en su momento les produjo un dolor, tristeza, ira o sufrimiento que no supieron como gestionar. Llegado este momento le pedimos a nuestro paciente que esté muy presente en esas emociones que están surgiendo aunque sean desagradables. El modus operandi de la mayoría de los seres humanos en querer salir huyendo en el preciso instante en el que comenzamos a conectar con esas sensaciones que nos producen ese malestar tan desagradable. Pero en realidad en ese preciso momento es donde se esconde la potencialidad de la sanación y en muchos casos de la curación permanente de ciertas dolencias crónicas y/o físicas.

A partir de ese momento lo que sucede siempre es inesperado, es decir, el cuerpo comienza a reaccionar al estímulo y a la consciencia aportada en ese momento por el paciente y el terapeuta. El resultado es que el patrón energético somatizado en los tejidos comienza a movilizarse bajo la observación consciente del paciente y el estímulo preciso del reflexólogo. La energía liberada busca una vía de salida y de expresión y en cada caso la encuentra en zonas muy diferentes y dispares del cuerpo.

Una vez liberada la energía contraída, la persona experimenta una expansión y una profunda paz como consecuencia de haberse liberado del control que ejercía la mente subconsciente sobre esa emoción inexpresada y no vivida.

Os animo a vivir la experiencia por vosotros mismos y descubrir el potencial sanador de la conciencia, las manos del terapeuta y la ancestral sabiduría de nuestros pies.

Elena Marín
Autora del libro Reflexología Consciente – Un mapa hacia el infinito
www.elenamarin.soy

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