Sobre el ego

Sobre el ego

¿Qué es el ego y porqué lo tememos tanto en el camino espiritual?

¿Porqué algunas prácticas que elegimos nos piden que renunciemos a nuestra vida terrenal cuando hemos nacido humanos y sobre la tierra?

Llevo años, muchos años dedicada en cuerpo y alma a la enseñanza de la VERDAD. Muchas personas llegan a los talleres con grandes dudas sobre el ego, por ser un concepto que nos crea mucha confusión.

¿Realmente sabemos lo que es, lo que significa?

Para poder dar respuestas a todas esas personas, no me ha quedado mas remedio que profundizar en su funcionamiento a través de mi propia experiencia vital.

A mi personalmente me gusta llamar al ego “la personalidad”. Todos nacemos con una personalidad única e irrepetible, cuya función es aportar a la creación una visión y experiencia totalmente diferente a la de cualquier otro ser vivo. Esta personalidad original y en ningún caso negativa, se va modificando y reforzando según nos hacemos mayores. La educación de nuestros padres, sus propias creencias y el influjo de lo que la sociedad espera de nosotros, va separándonos cada vez más de nuestra esencia o personalidad original. Pero todo este proceso, en el que inevitablemente nos olvidamos de quienes somos, es parte intrínseca del juego de la vida.

El ego reforzado sólo es una indicación, una pista, un recuerdo de que en algún momento nos desviamos de nuestro camino. Cuando ponemos el enfoque sobre la destrucción del ego, esto no hace más que avivarlo y fortalecerlo. Por lo tanto, la única accióna llevar a cabo con sabiduría es reconocerlo y amarlo, porque gracias a su observación se nos van revelando las heridas que provocaron el olvido de nuestra verdadera identidad.

Solo de esta manera, amando todo aquello en lo que nos hemos convertido, experimentaremos el equilibrio natural de la existencia.
La Conciencia en su infinita sabiduría nos ha creado con todos los atributos que poseemos, y si algo he aprendido durante todos estos años en el Camino, es que todo lo que recibimos en el momento de encarnar es absolutamente perfecto, así como todas las experiencias “buenas”(realizaciones) y “malas”(traumas).

Esta perfección divina solo debe ser reconocida, encontrada y abrazada. Todo lo demás, todo aquello que pretenda convencerte de que para vivir tu propia espiritualidad, debes comportarte de una cierta manera, anular tu ego, dejar de hacer lo que amas, pretender que sigas el camino espiritual con un tremendo esfuerzo, vestirte de una cierta manera, abandonar lo que la vida nos ofrece de una manera tan abundante, etc., Todo eso, no tiene nada que ver con la VERDAD de la que os hablo.

Lo único que podemos hacer con este “ego” es elevarlo a la frecuencia del amor.

Y seguro que te estarás preguntando ¿Y como hago eso?

Pues bien, déjame decirte que solo tú sabes como puedes hacerlo, y estoy absolutamente convencida de que lo sabes. Y te digo esto porque yo también pensaba que no sabía la manera de encontrar la felicidad que tanto añoraba en mi vida, pero con el tiempo me fuí dando cuenta que sí que lo sabía, y que solo tenía que ser yo misma, ser auténtica… Esa es la única manera de honrar la vida y cada experiencia que vivimos en ella. Cada uno de nosotros debemos elegir este camino de regreso a casa sin ninguna sombra de temor, escuchando a cada paso las indicaciones de nuestro corazón, eligiendo siempre lo que sea que esté en coherencia con nuestra verdadera naturaleza.

De todos los años que llevo dedicándome a la enseñanza, no he encontrado a una sola persona que no busque lo mismo que otra. Absolutamente todos buscamos vivir en paz, en armonía, dedicarnos a lo que amamos, disfrutar de nuestra experiencia y abandonar esta vida sabiendo que cada momento ha merecido la pena.

Todo esto es lo único que nos llevamos de aquí. Aprendamos pues a honrar la vida que nos ha sido dada y a hacerlo desde la conciencia infinita que nos habita.

Ese es el mejor regalo que puedes hacerte, y que puedes hacerle al resto de las personas que caminan a tu lado en esta experiencia que llamamos vida.

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